La familia del vicepresidente Otto Sonnenholzner se encuentra involucrada en un grave caso de corrupción, que incluso podría poner en riesgo la salud de los ecuatorianos.
Según evidencia de audio y comunicaciones de whatsapp, Sonnenholzner presionó al director de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA), Daniel Calle Loffredo, para que se liberen lotes de vacunas contra la influenza, inobservando los tiempos y controles requeridos.
Se trata de un lote de vacunas del laboratorio SANOFI, que había llegado al país con una etiqueta diferente a la aprobada acorde a los registros de la entidad estatal y cuyo registro se encontraba en trámite en la zona 9 del Ministerio de Salud, en Quito. Paralelo a esto se realizó un trámite de agotamiento de stock de las etiquetas para justificar el incumplimiento identificado.
La consigna de Sonnenholzner, transmitida a Calle Lofredo (director de ARCSA recomendado por uno de los yernos del presidente Lenín Moreno), era que se priorice la liberación de las vacunas “sí o sí”.
Para el efecto, el viernes 6 de diciembre, el director de ARCSA presionó a través de mensajes de Whatsapp al director del Laboratorio de Referencia de la entidad técnica, David Salomón, quien se negó a ejecutar dicha orden y le pidió hablar cara a cara porque no quería jugar el papel de tonto útil.
Además, le explicó que las liberaciones debieron ser presentadas por el Ministerio de Salud Pública y por la Organización Panamericana de la Salud desde el mes de octubre de 2019, y no en diciembre, de acuerdo a los procedimientos técnicos para estos casos.
En su respuesta, también vía Whatsapp, Salomón reitera al director que una mala planificación, además de poner en riesgo el debido proceso, podría terminar afectando la salud a los ciudadanos.
El martes 3 de diciembre, Salomón también fue presionado por Calle Loffredo (amigo personal del yerno de Lenín Moreno) para que libere un lote de vacunas de influenza “Influvac”, del laboratorio ABBOT, que había ingresado para revisión del laboratorio de referencia recién el 29 de noviembre. La liberación se realizó el 9 de diciembre, luego de seguir el trámite que corresponde.
Entra en escena Santiago Cuesta
La negativa de Salomón, ingeniero en procesos biotecnológicos por la Universidad San Francisco de Quito, ocasionó que el 12 de diciembre fuera notificado de su despido. Sin embargo, al día siguiente, fue convocado a una reunión en la casa de Santiago Cuesta Caputti, quien pese a haber renunciado al cargo de consejero presidencial, el 9 de septiembre de 2019, aún continúa formando parte de la denominada mesa chica (grupo reducido de colaboradores del presidente Lenín Moreno) y sigue asesorando al mandatario, con quien despacha tres veces a la semana.
En este encuentro, que se dio el viernes 13 de diciembre, a las 19:00, en la casa de Cuesta, en la exclusiva urbanización Castelago, en Samborondón, el asesor presidencial trató de que Salomón y Calle limen asperezas. A dicha reunión también invitada la ministra de Salud, Catalina Andramuño.
Cuesta Caputti reiteró que recibió llamadas del vicepresidente para presionarlo por lo que él llamó “la desaduanización” de las vacunas. En tono coloquial Cuesta le recriminó a Salomón, quien es un técnico de amplia experiencia en el área de la salud, por estar “sobreprotegiendo a la ARCSA”
“A mí sí me preocupa cuando nos ponemos exquisitos dentro del Gobierno y se nos viene el mundo encima por cumplir las normas a la cabalidad, y al uno punto uno por ciento todo porque no lo vamos a lograr. Siempre van a haber errores que se cometen, pero es peor lo que políticamente nos puede afectar”.
Esto evidencia que al Gobierno de Lenín Moreno, y a su vicepresidente, e empresario guayaquileño Otto Sonnenholzner, les importa más cuidar la escasa imagen del régimen que la salud de los ecuatorianos. Que no les importa saltarse los procesos técnicos y sanitarios, incluso, por preservar el casi nulo capital político que les queda.
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